1. El Deporte hace a las niñas y las adolescentes Conscientes y en Control de sus Cuerpos Cuando una muchacha o niña juega deporte, adquiere conciencia de su cuerpo. Cuando ella está corriendo, ella reconoce sus pulmones en expansión y la formación de gotas de sudor en su rostro. Si ella está jugando baloncesto, aprende a sentir la bola en la punta de los dedos, y se entera de lo que su cuerpo siente cuando salta, corre, se fatiga, y se hace más fuerte. Como una muchacha o niña se desempeña durante una actividad física se basa en su capacidad de sentir y controlar su cuerpo. Correr más rápido significa ponerse de puntillas, mover vigorosamente sus brazos y moldear sus músculos.
Esta toma de conciencia y control tiene un efecto de empoderamiento. Si una niña considera su cuerpo como suyo, es más probable que esté consciente, comprenda y exija su integridad corporal. Las niñas y muchachas que experimentan VBG, a menudo se desvinculan de su cuerpo durante y después del abuso como un mecanismo de supervivencia, ya que a menudo ven su cuerpo como el recipiente de la violación. Cuando se maneja con experiencia y sensibilidad, el deporte puede ayudar a inculcar un elemento de recuperación ayudando al proceso de curación.
2. El Deporte saca a las niñas fuera de la casa Los estudios muestran que la gran mayoría de VBG se lleva a cabo en el hogar, donde la sobreviviente experimenta a menudo ataques recurrentes.[1] En relación con las niñas, el delito se comete con más frecuencia por un pariente del sexo masculino en una posición de confianza, y los derechos de la niña o de la joven suelen ser sacrificados para proteger el honor de la familia y la del perpetrador adulto[2]. Cuando una niña participa en un programa deportivo, se crea una red de seguridad social y de salida que puede ser una tabla de salvación fuera de su entorno doméstico.
3. El Deporte reúne una audiencia cautiva y motivada Con entrenador/as debidamente capacitado/as, el escenario deportivo puede ser un lugar ideal para ofrecer educación sobre violencia basada en género la violencia a las niñas y adolescentes, proporcionar una salida para la discusión y brindar recursos para informar violaciones. Ofrece la oportunidad de convocar a las niñas y adolescentes fuera de la escuela, el hogar, la iglesia o el trabajo. El entrenador tiene un público cautivo, a menudo sin distracciones ni presiones externas. Jugar juegos, vestir un uniforme, socializar con sus compañeras de equipo y pasar un tiempo en un ambiente donde todas son valoradas sirve como incentivo para que las niñas y las adolescentes conozcan sus derechos y sus recursos. Varios asociados del programa informan de la combinación de sesiones de formación con clases de habilidades para la vida. Si una niña o una adolescente quiere jugar, ella tiene la obligación de asistir a las sesiones educativas. Más allá de las ventajas logísticas, cuando lo/as entrenador/as y líderes de grupo desarrollan la confianza de las muchachas y niñas, ello/as pueden servir como una salida vital para debatir interrogantes e informar los casos de abuso.
4. El Deporte construye Confianza y Apoyo Social a través del Equipo Cualquiera que haya jugado en equipo comprende los lazos creados entre compañero/as de equipo. Para que un equipo tenga éxito en el campo (o corte), necesita desarrollar una relación bien cercana fuera del campo. Este vínculo se construye a través del tiempo, compartiendo espacio, aprendiendo a comunicarse, estableciendo y alcanzando objetivos comunes y superando los desafíos en conjunto. Para cualquier muchacha o niña, la red social resultante puede ser una ventaja increíble en su viaje a través de la adolescencia. Si una niña o adolescente vive en la pobreza, o se siente aislada en su casa o ha sufrido violencia basada en género, el valor de la ayuda y la confianza de su equipo pueden ser aún más poderosos.
5. El Deporte enseña a las muchachas y niñas a preguntar por ayuda "No hay Yo en el Equipo" Este viejo proverbio del deporte consigue ilustrar lo que significa ser parte de un equipo. No se puede marcar un gol o ganar un partido solo o sola. Una lección inherente a la participación en deportes de equipo es la confianza mutua. El deporte enseña a las niñas y las chavalas que no están solas, que son responsables unas de otras, y que el éxito significa ser capaz de recibir ayuda. Cuando una niña o una muchacha vive VBG, ella puede confiar en esto sabiendo que está bien pedir ayuda a un entrenador/a de confianza, a una líder de grupo o a una compañera de equipo.
6. Se traduce en Auto-Estima y Auto-Confianza Hay un montón de veces cuando la VBG está completamente fuera del control de una niña o de una muchacha - cuando está dominada físicamente, económicamente dependiente, psicológica o socialmente obligado. Y hay otras circunstancias en que la estima propia de una niña o muchacha puede jugar un papel fundamental en su capacidad de resistir a la violencia o el abuso. Una niña o muchacha que cree que ella vale la pena, es menos probable que permita que otra persona abuse de ella y está más propensa a decir "no". Dado el entrenamiento positivo, el deporte puede estar lleno de lecciones de autoestima y construcción de confianza. Las niñas y las muchachas muy raramente tienen la posibilidad de convertirse en líderes, de desarrollar la fuerza física, de estar expuestas a modelos fuertes a seguir, de presenciar y ser aplaudidas por su propio progreso, y de usar sus voces. Cuando las niñas y las muchachas participan en el deporte, ellas inhiben los espacios generalmente percibidos como androcéntricos. Aumenta así la creencia en su propia capacidad. Esto se traduce en la vida diaria - se les anima a tomar iniciativas y a intentar cosas que nunca asumieron que eran posibles para ellas.
7. Las Niñas y las Muchachas en el Deporte Desestabilizan el Orden de Género En la raíz de la VBG está la distribución desigual del poder entre hombres y mujeres. La mera existencia de niñas y muchachas participando en el deporte - una esfera dominada mayormente por hombres - remueve este orden de poder entre los géneros. Si las niñas, las adolescentes y las mujeres pueden jugar al fútbol o al baloncesto, demuestran que pueden ser agresivas y hacer ejercicios físicos. Esta adopción de un espacio reservado a menudo como "masculino" y la demostración de fuerza pueden contribuir a cambiar las normas de género. Cuando las niñas y las muchachas juegan, ellas cuestionan nociones profundamente arraigadas sobre masculinidad y feminidad. De esta manera, ellas desafían el componente principal de su subordinación.
8. El Deporte Alienta el Establecimiento de Límites Todos los juegos tienen reglas. La mayoría de los escenarios deportivos tienen límites. Parte de jugar el juego gira en torno al aprendizaje de las reglas y los límites, cumpliéndolos y exigiendo que los demás también lo hagan. Cuando se trata de los cuerpos de las niñas y la sexualidad, una clave para educar a las niñas sobre VBG es ayudarlas a entender lo que es un comportamiento aceptable y lo que es una violación. En un ámbito cultural donde las niñas y las adolescentes ven a las mujeres constantemente abusadas, y donde se sienten inferiores a los hombres, los muchachos y los niños, puede ser muy difícil para las niñas dibujar estos límites. El uso de su experiencia deportiva como marco puede ayudar a las niñas y las adolescentes a desarrollar inconscientemente una comprensión de la equidad, la justicia y la violación.
9. El Deporte construye valor Ya sea nadando por primera vez, compitiendo contra de un rival duro o contra un boxeador más grande, el deporte ofrece la oportunidad de ver el miedo en los ojos. Las niñas y las adolescentes aprenden a no dejarse intimidar por la agresión de los demás y de entender su propia agresividad. También ofrece a las niñas y las adolescentes la oportunidad de desarrollar valor y superar los miedos.Informar de un abuso, confrontarse a un perpetrador o pedir ayuda para sobrevivir VBG tiene requiere más valor que cualquier esfuerzo deportivo. Sin embargo, la confianza que una niña y una muchacha desarrolla en su experiencia deportiva tiene potencial para darle capacidad y experiencia para superar el miedo a denunciar o buscar servicios y recursos.
10. El Deporte convierte a las niñas y a las muchachas en un orgullo de su comunidad
Las niñas y adolescentes a menudo no tienen el derecho de participar en el espacio público de su comunidad. Cuando lo hacen, se enfrentan a menudo a amenazas de acoso, secuestro, violación o vergüenza. Cuando una niña o una adolescente participan en un programa de deporte, un cambio ocurre. Estas muchachas son protegidas por la seguridad que da el número de niñas y muchachas participantes de la actividad deportiva y la supervisión de un/a entrenador/a o líder de equipo. Su presencia en el campo de juego o en la cancha de baloncesto les da cierto derecho al espacio público. Cuando las personas miembros de la comunidad las miran jugar, miran sus habilidades y la fuerza que demuestran puede iniciarse al cambio de percepción sobre su capacidad y naturaleza. Varios informes de nuestros asociados dan cuenta de cómo miembros de la comunidad eventualmente animan a las niñas y adolescentes en los torneos y ellas se convierten en una fuente de orgullo local. Así mismo, se convierten en modelos a seguir para otras - especialmente para las mamás. Creándose un efecto dominó en la comunidad.
49 . The World Bank (n.d.). Gender-Based Violence, Health and the role of the Health Sector. Retrieved from http://siteresources.worldbank.org/INTPHAAG/Resources/AAGGBVHealth.pdf
50 . Unicef (2000). Domestic Violence against women and girls. Innocent Digest, 6, 1-29. Retrieved fromhttp://www.unicef-irc.org/publications/pdf/digest6e.pdf