Con frecuencia, las niñas/muchachas se sentirán más cómodas compartiendo sus experiencias íntimas, incluidas las relacionadas con VBG, con otras niñas/muchachas de su equipo o de su programa. Amigas, líderes de grupo y compañeras de equipo pueden ser una primera línea de apoyo y consuelo en la respuesta a la VBG. Sin embargo, la mayoría de las niñas/muchachas, a menos que hayan sido entrenadas a manejar la situación, no sabrán cómo manejarla de una manera que la sobreviviente pueda recibir la ayuda que realmente necesita. Es importante que las niñas/muchachas sepan que si una amiga les dice que ha sido abusada, deben animar a esa amiga para compartir su experiencia con una persona adulta de confianza, que puede acompañarla a los servicios médicos necesarios, legales o de seguridad. Es imperativo que estas compañeras mantengan el carácter confidencial de la información que recibieron. Las únicas personas en las que ellas deberían confiar, es en las personas profesionales que puedan ofrecer ayuda y servicios.
Durante las sesiones de discusión con las niñas y las muchachas, los asociados del programa cuentan haber preguntado a las niñas/muchachas cómo responderían si una amiga les dice que fue abusada, y haber proporcionado información vital acerca de las medidas apropiadas que podrían tomar. Las niñas/muchachas pueden tener ideas muy creativas de apoyo y de cómo ayudar a sus amigas. Éstas deben ser escuchadas y respetadas y redirigidas de manera positiva, cuando no son totalmente adecuadas. Puede ser útil juegos de roles con las niñas/muchachas lo que les permite actuaciones ficticias, sobre lo que podrían experimentar en la vida real. También puede ser beneficioso para capacitar a las niñas/muchachas a reconocer las señales de abusos. Antes, durante y después de cada sesión, hay que hacer espacio para las preguntas y dejar espacio libre para las niñas y las muchachas puedan compartir sus pensamientos.